Redacción MD
Ciudad de México.- Si después de un golpe en la cabeza, además del
“chichón” hay somnolencia, mareo, náuseas, dolor de cabeza y
alteraciones en la respiración, hay que acudir de inmediato al servicio
de urgencias, despues es muy que exista una lesión intracraneal.
Así lo expresó el doctor Miguel González González adscrito a la Unidad de Medicina Familiar No. 62, ubicada en Cuautitlán de Romero Rubio, quien dijo que el traumatismo craneoencefálico, derivado de accidentes, es la cuarta causa de muerte en el país, antes se ubican las enfermedades cardiovasculares, cáncer y las complicaciones por diabetes mellitus.
Explicó que el ochenta por ciento de estos traumatismos suceden en casa
y pueden ser evitados si se tienen precaución con los pequeños. Lo más
común son las caídas a la altura del piso, pues con gran facilidad el
niño se resbala en la cocina, el baño, en las escaleras o en la azotea.
El otro 20 por ciento sucede en los centros recreativos y en la vía
pública.
Cuando hay pérdida de conocimiento después de un golpe en la cabeza,
dijo, es indicación de que las estructuras del cerebro se movieron, si
el pequeño se recupera de forma rápida se considera una lesión de grado
uno, sin embargo hay que vigilarlo para detectar si anda con
somnolencia o tiene cambios en su conducta.
Es importante, añadió, no darle ningún alimento o medicamento sino
hasta después de varias horas, por ningún motivo hay que dejarlo
dormir, para ver como evoluciona; en caso de que empiece a hablar
incoherencias, también representa una emergencia.
Precisó que si la caída fue de cuatro o cinco metros de altura, tampoco
hay que moverlo, porque lo más probable es que tenga algún hueso roto,
lo mejor es llamar a la ambulancia.
El doctor González dijo que entre los dos y los cinco años es cuando se
registran en los niños más golpes por caída, debido a que pierden el
equilibrio por la desproporción de la cabeza con el cuerpo.
Son más peligrosos estos traumas, puntualizó, cuando suceden después de
los tres años, pues el cerebro ya creció a su máximo y no tiene
suficiente espacio para soportar una inflamación o hemorragia
intracraneal derivado de un traumatismo, mientras que en los menores de
un año aún hay espacio en el cerebro pues se termina de desarrollar a
los doce a trece meses.
Aunque los niños se recuperan más fácilmente de un golpe en la cabeza,
en relación a los adultos, puede ser que quede alguna secuela ya que es
posible que tengan cierto déficit no muy notorio, como por ejemplo
trastornos en el aprendizaje, retraso psicomotor, falta de comprensión
o déficit de atención.
Advirtió que si no se atiende un golpe severo o no se le da la
importancia, puede evolucionar hasta producir una hemorragia
intracraneal o un paro respiratorio y causar la muerte.